En ella se fusionan
la duzura inquieta
de la curiosidad absoluta.
La niña que necesita
tocar, ver, probar, conocer
y se ve desbordada por
la amplitud del mundo.
Asustada, abandonada a su suerte
convertida, casi a la fuerza, en
mujer ardiente de paso ligero,
voluntad firme, cabeza alta.
Calma y refugio en la tormenta
que un día tendrá
ojos sabios, de mirada serena,
llenos, profundos, del color del abismo.
jueves, 25 de noviembre de 2010
domingo, 7 de noviembre de 2010
Pues eso
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
- Aristóteles
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