Amanecía. Las cortinas entreabiertas dejaban ver trozos de cielo por la ventana.[...]
"Hoy está lloviendo en París" le dije. Sabía que seguía dormido, porque siempre tardaba mucho más tiempo que yo en despertarse. Intenté recuperar mis anillos del desastre de mesilla que había junto a la cama y me sonrojé un poco al ver la cortina desenganchada de la pared. Le dí un beso suave en los labios y entonces repetí: "Hoy está lloviendo en París". Me miró con los ojos entreabiertos, algo confundido, y preguntó: "¿Cómo lo
sabes?".
Le besé en la mejilla y salté de la cama. "¿Ya se te ha olvidado?" dije abriendo de par en par la ventana. Desde Montmartre se veía toda la ciudad. Y estaba lloviendo.