viernes, 28 de octubre de 2011

VEN

...y terminemos de escribir mi manual de instrucciones

1 comentario:

  1. De Gioconda Belli:

    Reglas de juego para los hombres que quieran amar a mujeres mujeres

    I
    El hombre que me ame
    deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
    encontrar la profundidad de mis ojos
    y conocer lo que anida en mí,
    la golondrina transparente de la ternura.

    II
    El hombre que me ame
    no querrá poseerme como una mercancía,
    ni exhibirme como un trofeo de caza,
    sabrá estar a mi lado
    con el mismo amor
    conque yo estaré al lado suyo.

    III
    El amor del hombre que me ame
    será fuerte como los árboles de ceibo,
    protector y seguro como ellos,
    limpio como una mañana de diciembre.

    IV
    El hombre que me ame
    no dudará de mi sonrisa
    ni temerá la abundancia de mi pelo,
    respetará la tristeza, el silencio
    y con caricias tocará mi vientre como guitarra
    para que brote música y alegría
    desde el fondo de mi cuerpo.

    V
    El hombre que me ame
    podrá encontrar en mí
    la hamaca donde descansar
    el pesado fardo de sus preocupaciones,
    la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,
    el lago donde flotar
    sin miedo de que el ancla del compromiso
    le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.

    VI
    El hombre que me ame
    hará poesía con su vida,
    construyendo cada día
    con la mirada puesta en el futuro.

    VII
    Por sobre todas las cosas,
    el hombre que me ame
    deberá amar al pueblo
    no como una abstracta palabra
    sacada de la manga,
    sino como algo real, concreto,
    ante quien rendir homenaje con acciones
    y dar la vida si es necesario.

    VIII
    El hombre que me ame
    reconocerá mi rostro en la trinchera
    rodilla en tierra me amará
    mientras los dos disparamos juntos
    contra el enemigo.

    IX
    El amor de mi hombre
    no conocerá el miedo a la entrega,
    ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento
    en una plaza llena de multitudes.
    Podrá gritar -te quiero-
    o hacer rótulos en lo alto de los edificios
    proclamando su derecho a sentir
    el más hermoso y humano de los sentimientos.

    X
    El amor de mi hombre
    no le huirá a las cocinas,
    ni a los pañales del hijo,
    será como un viento fresco
    llevándose entre nubes de sueño y de pasado,
    las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados
    como seres de distinta estatura.

    XI
    El amor de mi hombre
    no querrá rotularme y etiquetarme,
    me dará aire, espacio,
    alimento para crecer y ser mejor,
    como una Revolución
    que hace de cada día
    el comienzo de una nueva victoria.

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