sábado, 21 de noviembre de 2009

Sin fecha

Siempre me pasa llegado este momento
que empiezo a experimentar sentimientos conocidos
Te cuento:
¿Sabes esa sensación cuando haces las maletas
porque se acabaron las vacaciones,
O coges el vuelo de vuelta a casa
después de unos días de desconexión en el extranjero,
O cuando termina un campamento,
O mismamente la vuelta al cole?
¿Sabrás de lo que te hablo, no?
Es la sensación de volver a un sitio
del que agradeciste marchar
y al que no quieres volver.

Pues eso mismo es lo que siento cada día,
perdón, cada noche,
Cuando me meto en la cama. En MI cama,
en la que llevo durmiendo ya muchos años
pero en la que ahora me cuesta conciliar el sueño
porque tú has estado.
Y decidiste quedarte.
El otro día la deshice entera,
para ver si encontraba
en qué esquina o en qué pliegue
estabas escondido.
Incluso sacudí las sábanas.
Pero no sirvió de nada, sigues aquí.
Y aunque empiezo a pensar que puede estar en mi mente
(o en esa memoria fotográfica que no sabía que tenía)
Te pido que te marches
aunque sea una vez cada dos días
para que así pueda dormir algo
(que ya sabes que los pares hacemos esas tonterías.)

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